miércoles, 4 de junio de 2008

Otra crónica y más fotos de la IV Marcha MTB de Cilleros

Publicamos a continuación la crónica sobre la IV Marcha de Mountain Bike de Cilleros que nos ha enviado David López Portela, del Club Mammoth de Madrid, con cuya presencia en la marcha contamos desde el año pasado (y esperamos contar de nuevo el próximo ;-> )

DOMINGO 01-06-08 IV MARCHA BTT CICLOTURISTA CILLEROS 2008 (CÁCERES) - 50 KM.:

Distancia: 49,71 Km.
Desnivel acumulado: 1.331 m.
Pendiente media: 6 %.
Pendiente máxima durante 100 m.: 20 %.
Cota máxima: 640 m.
Cota mínima: 280 m.
Temperatura: 15º C - 28º C. Nublado y Sol.
Hora inicio: 09:36:39.
Hora fin: 13:56:49.
Tiempo total: 4h 20’ 10”.
Tiempo movimiento: 3h 24’ 31”.
Tiempo parados: 55’ 39”.
Velocidad media en movimiento: 14,58 Km./h.
Velocidad media total: 11,46 Km./h.
Asistentes: Fuimos 53 bikers.

CRÓNICA IV MARCHA BTT CICLOTURISTA CILLEROS 2008 (CÁCERES) - 50 KM.:

Hola,
compañer@s de pedales.

En esta ocasión acudí por segundo año consecutivo a la Marcha de Cilleros, ese simpático pueblecito cacereño situado en las estribaciones de la Sierra de Gata y a 300 kilómetros de Madrid. Y al igual que el año anterior me lo volví a pasar genial, y más aún si cabe con el aliciente de saludar a los que ahora ya son “viejos amigos”... jejeje... Como siempre, ahí va mi más sincero agradecimiento para todos los organizadores y colaboradores de la prueba... ¡GRACIAS por todo!!!... ¡y especialmente al amigo Santi, Presidente del Club Ciclista Cilleros, alma y principal organizador de esta magnífica marcha!!!...

Este año también hubo suerte con el tiempo ya que estuvo lloviendo los días anteriores y aunque el día amaneció nublado no nos cayó ni una sola gota y hasta tuvimos ratos de sol, pero con una temperatura siempre muy agradable y excelente para montar en bici. Aunque se formaron algunos charcos, no fueron demasiado problemáticos y por suerte no hubo barrizales y al mismo tiempo nos evitamos el polvo habitual de los caminos.

Como este año viajé por la mañana directamente desde Madrid llegué con bastante tiempo de sobra y aproveché para visitar casi al amanecer la cercana Ermita de Nuestra Señora de Navelonga (XVI), en las afueras del pueblo, donde hice unas bonitas fotos. Luego acudí a la Plaza del Caño, donde ya había empezado a llegar el resto de bikers. Este año había gente de Béjar, Ciudad Rodrigo, Coria, Jarandilla, Madrid, Moraleja, Montehermoso, Perales del Puerto, Villamiel, Villasbuenas y, como no, del propio Cilleros.

Tras inscribimos por unos módicos 13 € los federados (20 € los no federados) y recibir la chula camiseta de la prueba de regalo iniciamos la ruta pasadas las 09:30. Este año el recorrido fue muy similar al del anterior, sólo cambiaron dos cosas: que no llegamos a la frontera portuguesa en el río Erjas (aunque nos faltó muy poco) y que al final se incluyó (muy acertadamente desde mi punto de vista) el subidón opcional del cortafuegos.

Salimos del pueblo por el Teso Moreno subiendo directamente por un cuestón de narices, para que la gente se fuese espabilando... jajaja... Se trataba de la ya famosa “Cuesta del Butanero”, que según me contaron las malas lenguas, fue subiendo esta cuesta donde el butanero de Moraleja echó una vez los higadillos... La rocosa Sierra de Santa Olalla quedaba a nuestra derecha mientras nosotros seguíamos ascendiendo a la Sierra del Campete por unos bosquecitos muy chulos, mayoritariamente de pinos, algunos eucaliptos y unos pocos robledales.

Esta subida terminaba cerca del alto del Mirador del Punto Geodésico (nombre ya inventado por mí el año pasado), que se podía visitar opcionalmente desviándose sólo unos pocos metros de la ruta. Desde este alto, tras haber ganado en la subida cerca de 200 metros de altitud, hay unas vistas excepcionales de toda la zona de Cilleros y sus alrededores. Creo que este año la mayoría no fuimos a verlo, pero que sepáis que estaba ahí y que, sin duda, merece la pena ir a visitarlo para disfrutar de sus magníficas vistas...

Desde aquí se iniciaba el tramo por un maravilloso cordel de bajada con alguna que otra subidita, sobre todo una bien empinada que causó estragos... jejeje... A mí ya me tocó acabarla a pie el año pasado, así que este año no dudé en coger el atajo alternativo... jejeje... A lo largo de todo este cordel hay unas buenas vistas de los amplios valles de los alrededores y de las sierras que hay tras ellos, en la mediana distancia.

Dejamos atrás el cordel y seguimos bajando por hermosos bosques, de eucaliptos principalmente. Aunque era una zona de bajada, había continuas subiditas un tanto rompe piernas pero muy llevaderas porque no había ninguna larga. Este tramo acabó el año pasado en la pradera del Río Erjas, frontera natural con Portugal muy cerca de la población lusa de Monfortinho, famosa por sus excelentes termas (yo estuve 20 días antes por allí y pude comprobarlo personalmente... jejeje...), pero este año no llegábamos hasta allí, sino que nos desviábamos un poco antes y salíamos casi directamente a cruzar, al igual que el año anterior, el Arroyo de Martín Albarrán, que llevaba el agua suficiente para pasarlo sin problemas y sin mojarse los pies, y al mismo tiempo hacer unas fotos chulas... ¡no os las perdáis!!!...

Desde aquí empezamos a subir hacia la Sierra de La Garrapata, donde tras subir otros 125 metros de desnivel nos esperaba el punto de avituallamiento. Pero antes, por el camino, pasamos junto a la pequeña pero curiosa casa castillo del siglo XX construida por un paisano madrileño (según me contó Santi el año anterior). Y también, un poco más adelante, estaba el mismo tramo duro de subida del año anterior en el que volvíamos a tener opción de elegir entre el camino más fácil (pero durillo también) y el menos fácil, teniendo que salvar en cualquiera de los dos casos unos 50 metros de desnivel en unos 600 metros (por el camino fácil) y en unos 370 (por el camino difícil y más empinado, sobre todo en su primera rampa). El año pasado fui por el fácil (sí, sí... fácil... ¡pero si lo subí echando los higadillos!!!... jajaja...), así que este año me metí por el difícil, y aunque me paré tras acabar la rampa más chunga (¡es que por aquí se echaba algo más que los higadillos... jajaja!!!...), luego terminé el resto del tramo también montado.

Luego se seguía subiendo ya un poco más suave, se cruzaba la pista asfaltada que va a Monfortinho y tras un corto y falso llano rompe piernas llegamos por fin al avituallamiento, en el mismo sitio del año anterior y con las bebidas igual de fresquitas gracias al cojonudo sistema del enorme bidón lleno de hielo... ¡qué lujazo!!!...

Tras ponernos morados de deliciosos pastelitos de todo tipo y refrescante y reponedor Aquarius, seguimos la ruta volviendo a bajar en unos 5 kilómetros los 125 metros que habíamos subido, aunque por pendientes mucho más suaves y prolongadas y con más tramos rompe piernas de subidas y bajadas, que se repetirían también a lo largo de los siguientes 14 kilómetros de subida en los que tendríamos que subir un desnivel de algo más de 300 metros, incluida la dura subida final por el cortafuegos.

A media subida, allá por el kilómetro 8 de la misma y tras casi haber salvado 150 de desnivel, nos esperaba el segundo avituallamiento (ya sólo líquido) con nuestro queridísimo amigo el bidón de las bebidas heladas... jejeje... Seguimos subiendo, con algunos repechos más duros que otros hasta que llegamos finalmente al inicio del primer cortafuegos, uno más suave que había antes del chungo. Aún así, no era cosa fácil y desde aquí contando con ambos cortafuegos nos esperaban 2 kilómetros de subida en los que salvar 150 metros de desnivel. Este primer cortafuegos (sin alternativa) y su prolongación, tenían un total de 1,26 kilómetros en los que se subían los primeros 80 metros de desnivel, con una primera rampa más dura, de 275 metros de distancia y 32 de desnivel, que ya causó algún que otro estrago entre el personal... jejeje...

Luego se enlazaba con el segundo cortafuegos, el más chungo entre los chungos... jajaja... que sólo con verlo desde abajo ya cortaba la respiración... viendo allá a lo lejos a nuestros compañeros subiendo por él cual hormiguitas intentando subir a un rascacielos... jajaja... Había alternativa para evitarlo, rodeándolo por una pista, pero creo que la inmensa mayoría decidimos subir por el cortafuegos... No sé... pero yo creo que había por allí alguna vocecilla mágica, perversa y muy persuasiva que te susurraba al oído algo así como “súbeme..., súbeme...” ¡y uno no se podía resistir!!!.. jajaja...

En total este segundo cortafuegos tenía unos 700 metros en los que se subían 75 metros de desnivel, con un núcleo central más duro de 533 metros en los que se salvaban 68 metros. Tras unos primeros 50 o 70 metros llanos te ibas acercando a la primera rampa, la más escalofriante de las dos que había, con sus 300 metros enteritos delante de ti y formando un escalón de 45 metros de desnivel (15 % de pendiente media)... ¡Ufff... cómo costaba pedalear para vencer a la fuerza de la gravedad por semejante terraplén!!!... Aunque era totalmente ciclable, en mi caso creo que sólo subí unos dos tercios más o menos antes de claudicar y echar el pie a tierra para seguir empujando como la gran mayoría de los compañeros.

Luego venía la segunda y última rampa, bastante más corta y asequible, con sus 180 metros de distancia y 20 de desnivel, que esta vez pude terminar sin bajarme de la burra aunque sufriendo como un cabrón... jajaja... Eso sí al coronarla, tuve una vista espectacular, con las siluetas de unos cuantos compañeros recortándose al fondo y, tras ellos, el espectacular Pico Jalama junto a las blancas casitas de tejados naranjas del cercano pueblo de Villamiel... ¡cómo me gustó esa foto!!!...

Desde allí, bajada corta pero divertida por el otro lado del cortafuegos hasta el collado por donde ya pasamos a la ida cuando subíamos desde Cilleros, aunque ahora nos dejaríamos caer hasta Cilleros por otro camino, una fuerte y rápida bajada seguida por un pequeño repecho que empalmaba con la ya tradicional bajada al pueblo por entre los olivos, y desde la cual hay unas buenas vistas del pueblo y la Sierra de Santa Olalla.

Tras la bajada por los olivos llegamos a la carretera, a la entrada del pueblo, donde hicimos el reagrupamiento final para acabar todos juntos y desde donde había una excelente vista de la Iglesia de Nuestra Señora de Los Apóstoles (XVI). Además, aquí aprovechamos para hacernos la típica foto de grupo junto al “Tótem de Cilleros”, como el año anterior.

Entramos todos juntos en el pueblo, callejeando hasta la Plaza del Caño, lugar de inicio de la prueba, por un camino distinto al del año anterior. Esta vez me gustó menos ya que no pasamos por la Plaza de San Blas, con su curiosa Espadaña del siglo XVI coronada por un campanario doble y un reloj sobre los que se asientan dos bonitos nidos de cigüeñas separados por la típica veleta. Anexa a la Espadaña está la entrada a la Ermita de la Virgen del Carmen (XVI) y a un lado tenemos el edificio del Ayuntamiento, del siglo XVIII. Bueno, por si alguien quiere conocerlos, tras mis fotos he puesto varias del pueblo y algunos de sus monumentos más representativos.

Por cierto, que este año conocí la Leyenda de la Casa Grande o Palacio de Bacas (XIX), que según se dice tiene tantas puertas y ventanas como días tiene el año. Al parecer, un joven enamorado pidió matrimonio a una moza que le contestó que sólo se casaría con él cuando le construyese una casa con “tantas puertas y ventanas como días tuviese el año”. El joven, que apenas tenía recursos, tuvo que emigrar y hacer las Américas, y a su regreso invirtió todo su dinero en la construcción de esta gran mansión, cumpliendo los deseos de la moza. Sin embargo, el final de la leyenda es triste ya que la muchacha se cansó de esperarle y se casó con un viajante que además acabó abandonándola; y por si fuera poco, el joven enamorado acabó tan arruinado que los vecinos del pueblo tuvieron que pagar su entierro.

Tras acabar la marcha, algunos compañeros y vecinos cilleranos nos ofrecieron amablemente las mangueras de sus casas para limpiar de barro las bicis (era un barro muy ligero, más bien agua sucia salpicada al pasar por los charcos, y a mi me bastó con pasar un trapo húmedo para dejarla limpia y reluciente). Después, los bikers lugareños fueron a ducharse y cambiarse a sus casas, y los foráneos acudimos cerca de la Ermita de Navelonga (XVI), a los vestuarios de la Piscina Municipal donde, al igual que el año anterior, pudimos darnos una buena ducha refrescante... ¡Y bien refrescante que estaba la jodía, menuda agua más fríaaa!!!... jajaja... ¡Y mira que los repetidores ya sabíamos lo que nos esperaba y aún así fuimos como auténticos masocas!!!... ¡Pero lo peor de todo es que ya sabemos que el año que viene volveremos a ir!!!... jajaja...

Una vez bien limpitos y vestidos de paisano (volviéndonos totalmente irreconocibles para la mayoría de compañeros con los que habíamos pedaleado), nos fuimos un año más al Bar “El Brava”, donde nos esperaba algún que otro barril de cerveza y donde nuestra amiga “La Panchi”, excelente cocinera, nos había preparado un estupendo aperitivo-comilona a base de ensaladilla rusa, ensalada de arroz, carne guisada y albóndigas... ¡qué bueno estaba todo!!!... ¡Mil GRACIAS a la culpable: “La Panchi”!!!...

Luego, allí mismo, Santi hizo entrega de los trofeos simbólicos al participante más veterano (correspondía a Valentín, que al ser vecino del pueblo lo cedió gustosamente al siguiente más veterano), al club más numeroso (el Club Ciclista Cauriense, de Coria) y al club más lejano (el Club Mammoth de Madrid y su único representante: yo... jejeje..., que como ya lo recibí también el año anterior decidí cederlo gustosamente a los siguientes más lejanos, que en este caso fueron los compañeros de Béjar).

Por último, se procedió al sorteo de diferentes artículos ciclistas: un casco, varios cuentakilómetros, varios polos, etc... y todos nos pegábamos porque NO nos tocase uno de los típicos bidones de plástico... jajaja... ¡no veáis qué risas nos echamos con el tema ese y con todo!!!... Por suerte a mí no me tocó ninguno... jejeje... pero tampoco nada de lo otro, como de costumbre... jajaja...

Cuando ya salía yo de regreso para Madrid empezó a diluviar, pero era una nube que se estaba cebando únicamente con Cilleros como podréis comprobar en las fotos que hice casi desde Moraleja... ¡Para mí que ese fue su castigo por lo de la ducha fría!!!... jajaja...

Podéis leer mi crónica y ver mis fotos del año anterior en el siguiente enlace:
http://sports.webshots.com/album/559229257NrrtRK

Las fotos y vídeos de esta ruta (mis 185 fotos y 1 vídeo, además de las 57 fotos de la Organización) los podéis ver en: http://sports.webshots.com/album/563688618qIUowQ

Muchas gracias por todo, David! ;->

Club de Ciclismo de Cilleros

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